viernes, 1 de agosto de 2008

GREGORIO MARAÑÓN

Le chisporrotea el ingenio al cruzar sus diez de miopía con los ínfimos seres que alcanzan vida milagrosa bajo el Lagares. Hace horas que rebajaba un cubata para enfrentar mejor su confesión al pulpo con el que intimó en Cíes. Te lo dice con sonrisa, con el nervio embravecido en los gestos y prudente en la palabra. Con el sabio entresijo de quien mira al telescopio cómo se masturba su guitarra. Le sobra la figura para ser genio. Barreiro Felpeto.

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